El momento que vivimos es histórico, el estallido social sentó las bases luego de décadas donde la injusticia, el abuso y la desigualdad social ya se asumían como parte de nuestras vidas, condicionados a un modelo de vivir que solo a algunos y sus intereses les acomodaban, pero no a la gran mayoría de los habitantes del país. Esto dio el puntapié final para remarcar la importancia de tener una nueva Constitución, para luego aprobar su redacción de manera hegemónica el 25 de Octubre del 2020 y posteriormente elegir a los constituyentes. No sin haber pasado por altos y bajos que han puesto en duda la pertinencia y credibilidad de la Convención Constitucional, el pasado 18 de Octubre, su presidenta, Elisa Loncon, informó el inicio formal de la redacción de nuestra carta magna. Diversas organizaciones hasta la misma sociedad civil han generado espacios participativos para dar ideas referente a lo que debe considerar la Constitución, entre ellas el Derecho a la Alimentación, teniendo presente que este es un derecho humano, y Chile como Estado miembro de Naciones Unidas se compromete a velar por su cumplimiento de manera activa en políticas y leyes. Un tema que ha nacido a raíz del Derecho a la Alimentación, es el derecho a la lactancia materna como alimento esencial primario, el alimento inmediato luego del nacimiento debe ser protegido por el Estado, no solo informando los beneficios de ella, sino también generando políticas adecuadas para que la lactancia se practique en armonía y sin obstáculos, hace unos años veíamos que algunos restoranes prohibían amamantar en sus dependencias, incluso hasta el día de hoy hay salascunas que sugieren e incluso obligan a madres a suspender la lactancia, el sistema Chile Crece Contigo tuvo que llegar para proteger el apego inmediato luego del parto para incentivar la lactancia precoz, donde muchas veces se separaba sin remordimientos al binomio madre e hijo, también el post natal de cinco meses y medio se contrapone a la recomendación de la OMS de mantener una lactancia materna exclusiva y a libre demanda los primeros seis meses para luego extenderla hasta los dos años junto a la alimentación complementaria, al ser esta una forma eficaz para garantizar la salud y supervivencia de niños y niñas. No hay ninguna Constitución que considere la lactancia materna explícitamente, por lo que podríamos ser un país pionero en incorporarla para incentivar que otros lo hagan, esto fortalecería la sostenibilidad de nuestro sistema alimentario, pues al haber más lactantes alimentándose con leche materna, la seguridad alimentaria de ellos sería adecuada, pues tendrían acceso físico y disponibilidad constante de su alimento, que además es nutritivo e inocuo pues no tiene impacto ambiental, conduciendo a la seguridad ambiental y por último contribuiría al bienestar social en torno a la protección de la lactancia como principio imperante para un adecuado desarrollo desde edades tempranas. Esto también protegerá a quienes crían en el siglo XXI, que en su mayoría son mujeres debiendo compatibilizar hogar y empleo con repercusiones en la calidad de vida considerando las horas de trabajo, tiempos de traslado y labores no remuneradas. Es hora de actuar y proteger el derecho de quienes nacen y aun no tienen voz garantizándoles de manera efectiva la mejor alimentación para tal etapa, con repercusiones hasta la vida adulta pues disminuye el riesgo de diabetes, hipertensión arterial, obesidad y algunos cánceres, enfermedades que han generado la llamada sindemia global que se ha potenciado por estilos de vida individuales y colectivos siendo una potencial sobrecarga para el sistema de salud en los próximos años. Referencias Grupo Transdisciplinario para la obesidad de poblaciones. (2021). Propuesta Constitucional sobre el derecho a la alimentación. Chile: Universidad de Chile. González, C. (2012). Un regalo para toda la vida: Guía de la lactancia materna. (pp. 424-429). España: Booket.
Organización Panamericana de la Salud. (2021). Campaña de la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2021.
Comisión Económica para América Latina y El Caribe. (2017). Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sistemas alimentarios sostenibles: una propuesta para la formulación de políticas integradoras.
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